El DPP o Programa de Prevención de Diabetes, demostró contundentemente, que el grupo que realizó cambios radicales en su estilo de vida, pudo prevenir la Diabetes en un porcentaje mucho mayor, que el grupo que tomó medicamentos para la Diabetes que reducen la resistencia a la insulina (Metformina).
El régimen de cambios en el estilo de vida basado en dieta y ejercicio no fue intensivo. Las personas de este grupo hacían ejercicios moderados (150 minutos a la semana), muchos escogieron caminar 30 minutos diarios, 5 veces a la semana. También tuvieron que cambiar sus hábitos alimenticios, reduciendo la ingesta de grasas, por ejemplo, cambiar la tocineta por cereales en el desayuno y poniendo más énfasis en comer frutas y vegetales, pero sin necesidad de dejar de comer carne, pollo o pescado y hasta eventualmente podían comer postres.
La meta era reducir por lo menos un 7 % del peso corporal de los participantes, o sea que una persona que pesara 100 kilos (220 lb) debía rebajar por lo menos 7 kg (15 lb) y mantenerse al menos en ese peso mediante la dieta y los ejercicios.
Particularmente alentador es el hecho de que ambas terapias, cambios en el estilo de vida y tratamiento con medicamentos, surtieron efecto en personas caucásicas, Americanos Africanos, Latinos, Indios Americanos, Americanos Asiáticos e Isleños del Pacífico. El DPP es el primer estudio en demostrar, que las estrategias preventivas pueden funcionar en todo el amplio espectro de la diversidad, tanto racial como étnica, que es el caso del público americano y el caso de la Diabetes Tipo 2.
En este estudio se demostró cómo los cambios en el estilo de vida (dieta y ejercicio) redujeron el riesgo de desarrollar Diabetes Tipo 2, de manera similar en todos los grupos étnicos y raciales, a pesar de que los Hispanos tienen un riesgo mayor (90%) de desarrollar Diabetes Tipo 2 y las personas de color o Afro-americanas (60%) comparados con los americanos blancos.
También es muy alentador que el sub-grupo de estudio de adultos mayores de 60 años, las modificaciones de la dieta en la intervención del estilo de vida y el incremento en la actividad física, resultaron mejores que en cualquier otro sub-grupo. Los adultos americanos de más de 60 años tienen un mayor riesgo (20%) de desarrollar Diabetes Tipo 2.